Se lanzó a emprender a los 50 años y creó valor donde más falta hacía.
Nota vía La Voz del Interior.
El caso de La Majadita va en la dirección prometida. Esta planta de elaboración de quesos y otros productos a partir de leche de cabra se convirtió en foco de ayuda en San Pedro (Río Seco), el norte profundo de Córdoba. Y permitió a los tradicionales criadores caprinos evolucionar a productores, generando valor a partir de un producto (la leche) que, hasta la aparición de la planta, tiraban.
“El cabritero les compraba el animal muy barato y les dejaba papas y cebollas bien caras”, dice Lidia, el motor resiliente que detonó el cambio.
Fue un proceso con obstáculos de toda magnitud, que Lidia fue sorteando con una fe de hierro en ella y, sobre todo, en los otros.
Así enroló a personas e instituciones en su sueño, que hoy es una planta que da sustento a 32 productores -arrancó con ocho- como proveedores. Mejoró sus instalaciones, certificó como libre de gluten y sumó dulce de leche a la amplia variedad de quesos que vende en distintas provincias y por los que tiene lista de espera.